El artículo del Arzobispo de Granada Javier Martínez, diciendo que “está perfectamente constatado que el uso de los preservativos no ha contenido el virus del sida en África, sino que más bien lo ha propagado”, en sintonía con las declaraciones que hizo el Papa Benedicto XVI, es una opinión caduca e intolerable que está a siglos luz de la realidad. Pero va a más cuando en su artículo comenta que hay quienes “degradan sin cesar y sin limite nuestra propia humanidad y la dignidad de nuestro pensamiento cuando deciden promover entre nosotros la banalización absoluta del uso del cuerpo humano y del sexo".
¿Por qué la iglesia pierde el tiempo en seguir hablando de una cuestión que científicamente está comprobada? ¿Por qué no emplea sus artículos en contar que están haciendo para ayudar a las personas que mueren de hambre en ese continente o cómo ayudan a las personas que tienen sida u otras enfermedades? Eso es lo que queremos saber de la iglesia. No creo que sepan mucho del uso del preservativo. Pero ante todo, a esta iglesia antigua, hay que pedirle respeto para los millones y millones de personas que sí queremos disfrutar de nuestro cuerpo y de nuestra sexualidad responsablemente, con los medios que hay a nuestro alcance para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Esa es una decisión libre de cada persona. ¿Tan difícil es que nos dejen disfrutar de lo que ellos no pueden, simplemente porque se han acogido al celibato y jurado el voto de castidad?
Quizás la culpa la tengamos los que vociferamos estas opiniones de la iglesia, porque estamos contribuyendo a dar publicidad a unas personas que desde sus púlpitos no tienen una gran audiencia. Además no se si es casualidad, pero sus manifiestos siempre suelen coincidir con la conquista de un nuevo derecho o avance social para las mujeres. Esta semana es ejemplo de ello, primero hemos conocido que se va a poder comprar la píldora postcoital sin receta médica y hoy el Consejo de Ministro aprueba el Anteproyecto de Ley de Reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
¿Por qué la iglesia pierde el tiempo en seguir hablando de una cuestión que científicamente está comprobada? ¿Por qué no emplea sus artículos en contar que están haciendo para ayudar a las personas que mueren de hambre en ese continente o cómo ayudan a las personas que tienen sida u otras enfermedades? Eso es lo que queremos saber de la iglesia. No creo que sepan mucho del uso del preservativo. Pero ante todo, a esta iglesia antigua, hay que pedirle respeto para los millones y millones de personas que sí queremos disfrutar de nuestro cuerpo y de nuestra sexualidad responsablemente, con los medios que hay a nuestro alcance para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Esa es una decisión libre de cada persona. ¿Tan difícil es que nos dejen disfrutar de lo que ellos no pueden, simplemente porque se han acogido al celibato y jurado el voto de castidad?
Quizás la culpa la tengamos los que vociferamos estas opiniones de la iglesia, porque estamos contribuyendo a dar publicidad a unas personas que desde sus púlpitos no tienen una gran audiencia. Además no se si es casualidad, pero sus manifiestos siempre suelen coincidir con la conquista de un nuevo derecho o avance social para las mujeres. Esta semana es ejemplo de ello, primero hemos conocido que se va a poder comprar la píldora postcoital sin receta médica y hoy el Consejo de Ministro aprueba el Anteproyecto de Ley de Reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Mamen. Los cimientos de la Iglesia tambalean cada vez que avanzamos hacia la consecución de derechos de las mujeres (y por ende, de la sociedad en su conjunto). Resulta intolerable la intención de confundir entre sus seguidores/as con respecto al uso del preservativo: unico método que previene del embarazo y de la transmisión de ETS (junto al preservativo femenino).
Alarmar y manifestar con ese tipo de argumentos me parece un atentado hacia la salud pública. Me pregunto qué dirá la OMS al respecto.
Por mi parte, espero y deseo que la reforma de la Ley continue de la forma que lo está haciendo (gracias por vuestro trabajo)
Saludos
Una vez más la pregunta ingenua
¿cómo se permiten hablar de ésto
curas y obispos?
Y después de todo lo visto
en sexo,me refiero,sexo de
religiosos,cómo no asombrarnos
de sus tantas salvajadas!!!
Un abrazo
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