El jueves pasado por la noche cuando llegué a casa después de una semana muy intensa y muy emocionante en Madrid y sintiéndome satisfecha con el trabajo que había realizado todo mi grupo parlamentario, tenía la intención de escribir en mi blog lo que más me había llamado la atención de los distintos debates que habíamos tenido en el Congreso. Temas como Sitel, Alakrana o el IVE. Anécdotas vividas, argumentarios curiosos que no han salido a la prensa. Pero cual es mi sorpresa cuando al conectar mi ordenador, internet no funcionaba. No importa, me dije, en la maleta tengo mi pendrive de conexión a internet. Cuál fue mi decepción cuando no lo encontré, me lo había dejado en mi despacho en Madrid. Además como están cambiando el sistema operativo de conexión en el Congreso, tampoco tenemos acceso desde el teléfono. Así que he estado todos estos días sin poder acceder al blog. Pero ni al blog ni a internet y sin éste, hoy día ya no somos nada. Ni correo electrónico, ni un repaso a los titulares de prensa, ni buscar como se hacía la ensalada de bacalao granadina, ni mirar el tiempo meteorológico para saber si tengo que llevar paraguas para Madrid. Tampoco he podido sacar la tarjeta de embarque del avión o actualizar la agenda de esta semana.
Al fin estoy en el Congreso, tengo internet, y he podido conectarme al mundo.
1 comentario:
Pues es cierto, hoy día parece que no somos nadie sin Internet, hay que reconocer que es una herramienta muy buena para estar conectado e informado, lo dificil es no ser eclavo del sistema.
Por cierto está usted guapisima en la foto.
Un afectuoso saludo a su señoria.
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