Entre todas las fotos de los periódicos de hoy, para mi, esta es la imagen del día. Una familia feliz, unos padres pletóricos con dos hijos. El mayor, Andrés, ha pasado sus primeros siete años de vida enfermo y le pronosticaron una esperanza de vida corta. Hoy es un niño sano gracias a la sangre del cordón umbilical de su hermano, que fue seleccionado genéticamente. ¿Hay algo más bonito que un bebé venga al mudo para salvar a su hermano?.Si la curación de Andrés se debiera a un milagro, la Conferencia Episcopal lo vería bien, pero como se debe a los avances de la medicina y a la selección de embriones, lo rechaza y lo crítica. Yo no creo en los milagros, pero sí en la ciencia y la medicina. La decisión de estos padres ha sido acertada y están amparados por dos leyes, la ley de reproducción humana asistida y la de investigación biomédica.
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