viernes, 2 de julio de 2010

FÉLIX PONS.

La muerte de Félix Pons no nos ha cogido por sorpresa. Sabíamos que estaba muy enfermo. Pero cuando me lo han comunicado telefónicamente me ha embargado una gran tristeza, una sensación de vacío.

Le hemos tenido muy presente mientras preparábamos los actos de celebración del centenario del grupo parlamentario socialista. Ya sabíamos que era imposible que él asistiera, su estado de salud no se lo permitía. Pero a pesar de ello, quisimos comunicar a su familia la celebración de ese momento tan importante para quienes somos parte de un siglo de historia parlamentaria. El 10 de junio pasado todos le tuvimos muy presente. Ya le hubiera gustado estar con nosotros, pero sobre todo con los compañeros de su etapa como diputado, de volver a compartir un rato de charla con Felipe González, o con sus homónimos Pepe Bono y Gregorio Peces Barba. Pero no pudo ser.

Afortunadamente la imagen que me va a quedar de Félix Pons, es la que veo todas las semanas cuando me dirijo a la reunión de Junta de Portavoces, un Félix interesante, relajado que se muestra tal y como era, realista, transparente, sencillo. Así es como luce en el cuadro de la Galería de los Presidente del Congreso. Para mí es el cuadro más bonito y más original de cuántos presiden esa galería. Lo pinto Bernardo Torrens con escalas de grises y un gran dominio del dibujo. La mayoría de personas que lo ven piensa que es una foto en blanco y negro.

Como hoy ha recordado Eduardo Madina, Secretario General de mi Grupo, Félix era “un compañero ejemplar, un ejemplo de comprensión de la política, de la convivencia, de la puesta en valor del diálogo como forma de hacer política, de la aceptación de las opiniones de quien piensa distinto a ti, en un momento complicado de la vida política y durante muchos años después”.

Hoy despedimos a un gran diputado, un grandísimo Presidente del Congreso y a una mejor persona. Su legado quedará vivo entre nosotros. Un beso a su familia.

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