Alegría, orgullo, eso es lo que hoy sentimos cuando hemos conocido que el flamenco ha sido declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Sin duda supone un reconocimiento muy importante a nivel mundial e institucional de un arte que forma parte de la mezclas de culturas ascentrales de Andalucía y de la propia identidad de los andaluces.
No sé si hay un arte más completo, más variado y más rico en sus distintas manifestaciones, cante, toque y baile. Ya sea a través de una seguiriya, solea, fandango, petenera, bulerías, el flamenco arraiga en lo más jondo de los sentimientos, representa la inspiración de un pueblo y lo mismo ensalza la alegría que la melancolía, el compromiso o el desahogo, el amor y el desengaño.
Hoy es un día para agradecer a todas las instituciones que han apoyado esta adhesión, al Gobierno, a la Junta de Andalucía, a los ayuntamientos, a los artistas y a tantas personas de dentro y de fuera de nuestras fronteras, que de forma particular han contribuido a que hoy sea una realidad que el flamenco sea Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. También quiero agradecer a tantos catalanes su apoyo a la causa, a la FECAC. Queremos destacar su adhesión de una forma especial, porque ello demuestran estar muy por encima de algunos políticos de aquellas tierras, que promueven la andalucifobia como discurso electoral y que les sitúa en un discurso xenófobo más propio de la extrema derecha que de la izquierda que dicen representar.
Andalucía y los andaluces nos sentimos parte del mundo, generosos con todos y como el flamenco patrimonio de la humanidad.
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