domingo, 19 de septiembre de 2010

CANTO A LA LIBERTAD.

Cuando en el año 2006 a José Antonio Labordeta le diagnosticaron el cáncer, dijo que su enfermedad era "un auténtico mazazo en la cabeza", el mismo mazazo que hoy muchos sentimos con su marcha, que no por ser esperada, duele menos. Esta persona íntegra, llena de valores, defensora de la libertad, luchadora, reivindicativa, deja con su muerte un vacío importante, un vacío que muchos sentimos cuando en 2008 decidió dejar la política para luchar contra su enfermedad. Durante dos años compatibilizó de una forma ejemplar sus duros tratamientos con su asistencia y trabajo en el Congreso (algo que también han hecho y hacen diputados y diputadas que les toca pasar por esa situación).

Tuve la oportunidad de trabajar muy de cerca con el “abuelo” como le gustaba que le llamáramos los jóvenes, sobre todos en temas de Interior y Defensa y era mi primer contacto cuando había que negociar las iniciativas de pleno con el grupo mixto al que él pertenecía. Siempre atento, dispuesto a dialogar a consensuar, era toda una experiencia escucharle hablar con esa voz grave y trabajada en la tribuna del congreso y sobre todo esos discursos que reivindicaban los derechos de quienes padecieron persecución y violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura. Así se expreso en uno de sus discursos sobre el tema:

“Vamos a dar nuestro apoyo a la ley, porque queremos que todos los heridos de la guerra sean de una vez caballeros mutilados, y no que los que defendieron la legalidad republicana sean putos rojos, y que hoy, víspera de difuntos, a todos los familiares de todos aquellos que fueron asesinados en las cunetas y en las tapias de los cementerios durante la dictadura les llegue una paz verdadera al sentir reparada en parte -no del todo- su brutal injusticia. Ojala que la teoría de Nolte sobre el nazismo no se cumpla con el franquismo y que el pasado del enfrentamiento fraticida, y sobre todo de la brutal represión de la dictadura, puedan quedar ya para las páginas de los libros de historia”.

“El abuelo” quedará para siempre en nuestros corazones gracias al rico legado que tendremos de él. Fue bonito haberle conocido.

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